La desaparición de tres personas en Conesa movilizó un gran operativo en el río Negro. Dos cuerpos ya fueron encontrados y continúa la búsqueda del joven de 20 años.
El río Negro amaneció hoy con un silencio espeso en Conesa y con un operativo que no se detiene. Desde el domingo, la búsqueda mantiene en vilo a toda la zona y, especialmente, a la colonia menonita recientemente instalada en los alrededores. Tres de sus integrantes fueron arrastrados por la corriente y los equipos de rescate ya encontraron a Jacobo Neufeld y de su hija Ana de dieciseis años. Mientras, continúa la búsqueda del joven David, de 20 años.
Hoy por la mañana, cuando la primera luz golpeaba el agua, llegó la noticia que nadie quería escuchar: la confirmación de un cuerpo. “Encontramos un cuerpo”, dijo el comisario Gustavo Rodríguez en RÍO NEGRO RADIO, una frase que cayó pesada entre los familiares que recorrían la zona de Negro Muerto. Horas más tarde se confirmó un segundo hallazgo río abajo: “Se trata del padre y de la hija”, añadieron fuentes policiales.
Al mediodía, un equipo de RÍO NEGRO llegó hasta la entrada del campo La Asunción, ubicado en la Ruta 55, a 24 kilómetros de Conesa. De allí, salía el auto fúnebre que trasladaba los cuerpos encontrados hacia Guatraché. En el lugar quedaban los familiares, en silencio, esperando noticias sobre David.
El campo tiene dos casas: una en construcción y otra, era la que habitaba Jacobo y su familia. Allí, Pedro, pelo rojizo, jardinero, camisa rayada, salió a atender con la mirada quebrada. Muy emocionado, apenas pudo poner en palabras lo ocurrido. Contó que el fallecido era su suegro y que Ana y David eran sus cuñados. Habían llegado para pasar juntos el fin de semana largo.
La Colonia Menonita Nueva Esperanza, asentada actualmente en Guatraché (La Pampa), concretó en octubre la compra de más de 5.000 hectáreas en la margen norte del río Negro. El plan es sistematizar e irrigar esos campos para desarrollar actividades agropecuarias y trasladar allí entre 30 y 50 familias de la comunidad.
La instalación de Nueva Esperanza en esta zona, aún poco desarrollada, marca el inicio de lo que podría convertirse en una nueva comunidad rural menonita en territorio rionegrino y Pedro recordaba a Jacobo con una mezcla de orgullo y desgarro ante esa nueva realidad. Era uno de los que más había insistido ante los mayores de la comunidad para instalarse en esa zona. “Él creía que les iba a ir muy bien acá”, dijo Pedro, mientras intentaba ordenar las escenas que no deja de repetir en su cabeza.
“Llegamos el domingo, mis suegros estaban de puesteros. Vinimos con mi mujer y mis cuñados, los tres matrimonios. No conocíamos y, como a futuro ellos se quedarían a vivir acá, dijimos: vamos, conocemos, comemos juntos y vemos el lote en el que van a construir su casa en poco tiempo”, relató.
El calor apretaba y decidieron acercarse al agua para mojarse los pies. Ana entró confiada, hasta que dejó de hacer pie y pidió auxilio. “Mi cuñado se tiró y lo tragó el agua. Se lo llevaba, y se tiró mi suegro. Los vi cómo se los llevaba el río. Nadaban, de a ratos aparecían las cabezas, las brazadas, y después desaparecieron. Donde no los vi más, ahí más o menos aparecieron. Fue tremendo”, alcanzó a decir, todavía en shock.
Mientras los cuerpos viajan para ser despedidos por sus familiares, la esperanza se aferra a la búsqueda del joven David. En Conesa, la comunidad espera. Los rescatistas vuelven al agua. Y el río, implacable, guarda todavía una respuesta pendiente.
POR LORENA VINCENTY Y JUAN THOMES de DIARIO RIO NEGRO
