Lo que debería haver sido una jornada normal de fútbol, terminó siendo una de las noches más oscuras para el deporte sudamericano, con imágenes escalofriantes, heridos de mucha gravedad y muchos detenidos.
Por: Francesco Ingrassia Alvarado.
El resultado de ayer por los octavos de final de la Sudamericana entre Independiente y la Universidad de Chile quedó en tercer plano. Ayer lamentablemente la violencia se hizo presente en el Libertadores de América, donde se vivió una de las batallas más brutales alguna vez vistas en el fúbtol sudamericano.
Todo comenzó cuando la barra del equipo chileno hurtó una bandera del equipo local, y esa situación desató el lanzamiento de los primeros proyectiles. Los hinchas de la U comenzaron a arrojar escombros, butacas, fierros y bombas de estruendo hacia donde se encontraba la gente de Independiente.
El encuentro se frenó apenas comenzó el segundo tiempo, ya que la voz del estadio ordenó a los hincha visitantes que desalojen la tribuna o iban a ser sancionados. Pero eso solo desató más violencia. Además, mientras todo eso sucedía, ninguno de los más de 600 policías que estaban presenten había actuado.
Los jugadores de ambos equipos se retiraron hacia el vestuario, pensando que una vez que el caos finalice, la pelota volvería a rodar.
Pero todavía faltaba lo peor. La barra de Independiente ingresó por la fuerza a la tribuna visitante y golpeó salvajemente a los pocos hinchas chilenos que quedaban, algunos fueron apuñalados y uno fue arrojado al vacío. Esto dejó al menos 15 heridos, algunos muy graves.
El encuentro fue cancelado, es decir que no volverá a jugarse. Ahora la pelota la tiene la CONMEBOL, que tiene que tomar la decisión sobre que hacer con este caso vergonzoso que quedará en las páginas negras de nuestro fútbol.