Justo en el año en el que se cumplen dos décadas del logro más formidable del básquet argentino, un componente fundamental de ese hito anunció que no dirigirá más: Rubén Magnano anunció su retiro de la dirección técnica a los 69 años.
El entrenador cordobés llevó al básquet nacional a tocar el cielo con las manos con el Oro en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. También fue subcampeón del mundo en Indianápolis 2002, campeón continental en Neuquén 2001 y es integrante del Salón de la Fama FIBA.
“No dirijo más. Estoy en un momento donde no pretendo tener distracciones que me saquen el valioso tiempo que hoy tengo para mi familia. Por eso cuelgo los botines», sorprendió el técnico en una entrevista con Súper Deportivo Radio.
“Ni he pensado ni me he tomado el tiempo de pensar qué cosa es seductora hoy para mí. Ese tiempo hoy no es negociable y sé que si dirijo voy a tener que sacar de ahí. Me retroalimento con cosas del básquet”, agregó.
Dorado.
Magnano inmortalizó su nombre en el olimpo nacional en Atenas 2004, al conducir al equipo que luego pasó a ser conocido como la Generación Dorada. Una Selección que logró lo supuestamente imposible: eliminar al Dream Team estadounidense por primera vez de una cita olímpica. Hasta hoy, la conquista argentina sigue siendo la única excepción a la regla que establecieron los norteamericanos desde Barcelona ’92, ganando todas las medallas de oro restantes en básquet.
Su espectacular y alocado repiqueteo en el partido debut contra Serbia y Montenegro tras el icónico doble de Manu Ginóbili fue acaso tan memorable como el tiro agónico del bahiense.
Pero la era Magnano duró apenas un suspiro, si se tienen en cuenta sus tremendos logros. Fue DT de la Selección entre 2001 y 2004 y ya en su segundo año logró el subcampeonato mundial en Indianápolis, también propinándole un cachetazo histórico a la Selección yanqui, que hacía de local y sufrió en el sexto partido de esa cita su primera derrota oficial desde que incorporó jugadores NBA (previo a 1992 sólo jugaban basquetbolistas universitarios).
Internacional.
Profe de educación física, Magnano inició su carrera como entrenador profesional en 1990 al mando del emblemático Atenas de Córdoba. Tuvo tres pasos por el Griego (1990-94, 1996-99, 2008-10) y sumó cuatro títulos en la Liga Nacional, además de varias conquistas continentales. Aunque amistosa, recordada es la gira del equipo por París en 1997, en la que estuvo cerca de enfrentar a los Chicago Bulls de Michael Jordan.
Rubén también pasó por Luz y Fuerza de Misiones (1994-96) y Boca en el básquet nacional (1999-2000) antes de llegar a la Selección. Tras su gesta albiceleste, rescindió contrato entre secretismo y rumores, supuestamente distanciado con la dirigencia, para firmar con un club italiano.
Varios años más tarde retornó al plano internacional al aceptar en 2010 la conducción de la Selección de Brasil, a la que logró clasificar a los Juegos de Londres 2012 (no participaban de la máxima cita desde 1996) y con la que llegó hasta cuartos de final, donde fueron eliminados por Argentina. En Río 2016 también sufrió la grandeza albiceleste -en realidad a unos gigantes Nocioni y Campazzo, con 37 y 33 puntos respectivamente- y se quedó afuera en fase de grupos. Allí terminó su etapa verdeamerela y en 2018 pasó a Uruguay, donde estuvo hasta 2023.
En 2019 estuvo en La Pampa, para un campus de Spalding realizado en el club Estudiantes de Santa Rosa. Este año, dos meses antes del 20º aniversario del eterno oro en Atenas, Magnano anunció su retiro. Su nombre ya está en la historia más dorada de nuestro básquet.