Nicolás Pino, titular de la Sociedad Rural, alertó que la falta de lluvias afecta al trigo, el maíz, la soja y la ganadería bovina. Además, puso distancia a un nuevo “dólar soja”.
Los efectos de la falta de lluvias impactan al sector agrícola. De acuerdo con Nicolás Pino,, el titular de la Sociedad Rural Argentina (SRA), “el daño de la sequía está hecho” y especificó que “es una realidad en el trigo, va a jorobar en el maíz que se cosecha en abril y está atrasando la cosecha de soja de primera”.
Este escenario no solo afecta a los cultivos principales del país, y que más divisas producen. Actualmente, en provincias referentes del sector como Buenos Aires y Santa Fe, el retraso de la siembra lleva semanas y se habla de pérdidas millonarias. A la lista, Pino agregó que la sequía también “dañó todo lo que es la ganadería bovina”.
En diálogo con radio Rivadavia AM 630, Pino aseguró “no es nuevo y hay que convivir con esto” en el campo. “Los productores rurales estamos acostumbrados, nuestra tarea es a cielo abierto”, afirmó. Además, sobre las políticas del Gobierno, dijo que “el sector necesita otras cosas, como el acceso al crédito en momentos malos como este”.
En cuanto a la posibilidad de la llegada de un nuevo “dólar soja”, el presidente de la SRA comentó que “es una manera de reconocer el atraso del tipo de cambio”. Y agregó: “Si yo más o menos vendí mi soja en septiembre y saneo mis cuentas, por ahí espero. Entonces, entramos en un sistema especulador que poco ayuda”.
En ese sentido, marcó que el tipo de cambio está haciendo perder competitividad en todo lo que producimos” y lanzó más críticas a la Casa Rosada. “Si bien el ministro (Sergio) Massa y el Gobierno tienen toda la potestad de tomar estas medidas, tenemos que tener claro que estas no son medidas para el campo”, remarcó.
Para Pino, “el sector necesita que baje la inflación y reglas justas”, y sobre los salarios mínimos, expresó que “la gente del campo siempre hacemos arreglos donde todos nos sentimos cómodos”. Por último, llamó a “sincerar la economía” y “trabajar como cualquier país vecino, como Uruguay, que cobra 520 dólares reales por su soja”.