Conmoción política tras la ola de dimisiones en el gabinete. Sin embargo, el premier conservador aseguró ante el Parlamento «haber recibido un mandato colosal» y garantizó que continuará en su cargo.
El primer ministro británico, Boris Johnson, continuó este miércoles resistiendo en el cargo pese a los llamados a renunciar de gran parte de su gabinete y en medio de una ola de dimisiones en el Ejecutivo, entre funcionarios, ministros, asesores y secretarios de Estado, todos enojados por el manejo del líder conservador frente a una serie de escándalos.
Según la prensa local, varios referentes del ejecutivo, entre ellos su hasta ahora incondicional defensora Priti Patel, ministra del Interior, fueron a Downing Street a decirle que había perdido el apoyo de su Partido Conservador y que no puede continuar, pero la respuesta fue la destitución del ministro de Vivienda, Michael Gove, por llevar ese mensaje, informó la agencia AFP.
Se estima que alrededor de 40 funcionarios presentaron la renuncia, un éxodo que constituye la mayor crisis de liderazgo de Johnson desde su llegada al poder, en julio de 2019.
Los últimos que se conocieron esta noche fueron el secretario de Estado para Gales del Reino Unido, Simon Hart, y el viceministro de Sanidad Edward Argar.
En una carta publicada en su cuenta de Twitter, Hart indicó que «había confiado con desesperación en poder evitar escribir esta carta, pero, por desgracia, no parece haber otra opción que renunciar a mi cargo de secretario de Estado para Gales».
A su vez, la cadena Sky News comunicó, citando al vicejefe de Salud Argar, que «me temo que sea necesario un cambio para que nuestro partido siga cumpliendo nuestras ambiciones compartidas para nuestro país», reportó la agencia Sputnik.
Las dimisiones del ministro de Finanzas Rishi Sunak y el ministro de Salud Sajid Javid, dos funcionarios clave de su Gobierno, generaron durante toda la jornada un éxodo de renuncias en el gabinete, pero Johnson insiste en que «seguirá adelante» con su trabajo y descartó el llamado a una elección anticipada.
«El primer ministro está animado y seguirá luchando», afirmó en Sky News James Duddridge, el asesor de Johnson.
«La tarea de un primer ministro en circunstancias difíciles, cuando se ha recibido un mandato colosal, es seguir adelante, y eso es lo que voy a hacer», había dicho más temprano el premier conservador ante el Parlamento.
También descartó la disolución del Parlamento y aseguró que la fecha más temprana que puede ver para una elección general es dentro de dos años.
Según la prensa local, varios pesos pesados de su gobierno, entre ellos su hasta ahora defensora incondicional Priti Patel, ministra del Interior, fueron a Downing Street, residencia oficial del primer ministro, a decirle que había perdido el apoyo de su Partido Conservador y que no puede continuar. Sin embargo, según las mimas fuentes, Johnson se negó en rotundo a dimitir.
La sangría en el Gobierno del líder conservador comenzó este martes cuando los ministros de Finanzas y de Salud renunciaron a sus cargos con críticas al manejo de las denuncias contra un diputado oficialista acusado de acoso sexual.
Este mediodía, el exministro de Salud dijo ante la Cámara de los Comunes que «ya es suficiente» y pidió a los ministros del gabinete que consideren renunciar para ayudarlo a destituir a Johnson como primer ministro.
«He concluido que el problema empieza por arriba y creo que eso no va a cambiar. Y eso significa que somos nosotros quienes tenemos una posición de responsabilidad de hacer ese cambio», declaró Javid.
El líder de la oposición, el laborista Keir Starmer, lo acusó de dar un «espectáculo patético» en «el último acto de su carrera política».
El liderazgo del premier quedó al borde del abismo cuando admitió que sabía sobre las denuncias de conducta sexual inapropiada presentadas contra el parlamentario conservador Chris Pincher cuando lo ascendió a un alto cargo en febrero pasado.
Antes de eso, el primer ministro trató de decir que no había sido informado de las acusaciones, para luego retractarse de esta afirmación.
Pincher, que fue suspendido del Partido Conservador, fue acusado de «manosear a dos hombres» en un club privado de Londres. El escándalo de Pincher es solo el último de una larga lista de controversias para Johnson en los últimos meses.
El primer ministro superó a principios de junio un voto de confianza promovido desde sus propias filas, después de que varios legisladores enviaran cartas a un comité del Partido Conservador en el que manifestaron su oposición a la continuidad de su líder.
Estas misivas estuvieron motivadas por el escándalo de las fiestas celebradas en la residencia oficial pese a las restricciones contra la Covid-19 durante la pandemia.
De acuerdo con las reglas actuales de procedimiento, el líder tory no puede ser sometido a otro voto de confianza hasta dentro de 12 meses.
Los parlamentarios quieren buscar la forma de cambiar las reglas para celebrar otra votación y destituir finalmente a Johnson.
De todas formas, el comité conservador más influyente decidió este miércoles no cambiar las normas para permitir un segundo voto de confianza contra Johnson, según dijeron miembros del órgano a la cadena BBC, y, en cambio, celebrarán elecciones el lunes para elegir nuevas autoridades.
Si el primer ministro renuncia, se realizará una búsqueda interna para decidir su reemplazo y este órgano, llamado comité de 1922, establecería el calendario.
En caso de tener un nuevo líder, este podría convocar a elecciones generales si quisiera asegurar su mandato, pero no estaría obligado a hacerlo.
Por otro lado, una encuesta de la consultora YouGov reveló hoy que la mayoría de los votantes del Partido Conservador quiere que Johnson renuncie (69%), todo un récord. El máximo anterior había sido del 63% en enero, mientras el escándalo por las fiestas en la pandemia (apodado como partygate) seguía resonando.
Solo el 18% de los británicos quiere que Johnson permanezca en el cargo, dice el sondeo.