Femicidio de Agustina Fernández: el costo de las impericias en la investigación

Se perdieron casi todas las pruebas de la escena del crimen. Hubo demora en el arribo de la fiscalía y la policía no resguardó el lugar donde atacaron a Agustina Fernández. Hay pocos avances.

Las desprolijidades en el cuidado de la escena marcan el ritmo de la investigación por el femicidio de Agustina Fernández, la joven estudiante pampeana que fue brutalmente atacada el 2 de julio pasado y que murió días después en el hospital de Cipolletti .

Se perdió casi toda la prueba que se podía recolectar de la vivienda donde vivía Pablo Parra, el vecino de la joven con quien la noche de la agresión tenía planificado compartir una cena. Las primeras horas son clave para esclarecer los homicidios, pero en este caso todo arrancó mal.

Investigaron un robo (quizás creyeron que la víctima se iba a salvar para poder dar su testimonio). Luego, un homicidio en ocasión de robo y, ante la presión popular, pasaron a un femicidio.

El caso debió encararse desde el principio como un crimen de género. Así lo reconocen los investigadores y los “viejos” jueces de instrucción, entrenados en este tipo de pesquisas. Con ese encuadre se extreman los cuidados y la rigurosidad en conservar la escena, el tendón de Aquiles en este proceso.

Las fiscales de turno tardaron muchas horas en llegar al lugar (algunas fuentes dijeron seis, otras diez y hasta más de doce). Suficiente tiempo para que el agresor se haya fugado incluso a otro país.

Un claro contrapunto fue el caso del femicidio de Patricia Rendon en Catriel que en menos de 10 horas ya tenía un detenido. En el Alto Valle Oeste la circunscripción está dividida en dos: Catriel y Cinco Saltos dependen del fiscal jefe Gustavo Herrera y Cipolletti y Fernández Oro de Santiago Márquez Gauna.

LA ESCENA DEL CRIMEN, UNA PASARELA

Pero el cuidado de la escena no solo depende de la fiscalía. ¿Qué pasó? Los policías no fueron lo suficientemente rigurosos que requería la situación. No se pudo confirmar oficialmente, pero como investigaban un robo, casi como si fuese un hecho más de inseguridad, el gabinete de Criminalística envió a dos oficiales inexpertos para tamaña causa.

No se conoce tampoco si la ministra de Justicia Betiana Minor, de quien depende la Policía, está al tanto de esta circunstancia. Pero la funcionaria salió a decir públicamente que ponía todo a disposición, incluso la recompensa. De todos modos, aclaró que la investigación era del Ministerio Público ¿intentó eludir alguna responsabilidad policial?

En la radio estatal LU19 Minor dijo textualmente que el esclarecimiento del caso era prioridad en la provincia y que el Ministerio Público Fiscal tenía “mucha” evidencia en la causa. Las fuentes aseguraron que el día del hecho el departamento de la planta baja del complejo de viviendas ubicado en Confluencia 1301, en la zona del Parque Industrial, era una pasarela.

Vecinos, policías, y hasta personas ajenas a todo el proceso contaminaron la escena del crimen. Cuando las fiscales de turno arribaron al lugar, gran parte de la prueba se había esfumado y con ella posibilidades concretas de esclarecer el caso.

“Hubo muchos errores en el inicio de la investigación, se contaminó la escena y hay muy pocas pruebas”, se sinceró una fuente con acceso a las pesquisas que lleva adelante el Ministerio Público Fiscal. Silvana Cappello, la mamá de Agustina, brindó una conferencia de prensa el sábado 6 de julio y confirmó que hubo errores en el resguardo del lugar.

EL ADN, LA ÚNICA PRUEBA CIENTÍFICA

Lo cierto es que a más de 45 días del ataque, los investigadores solo cuentan con el ADN de un hombre que fue extraído de las uñas y manos de la víctima. El cotejo con otros rastros genéticos dieron todos negativos. La prueba científica es clave y hoy es la única “punta” que tiene el fiscal del caso Martín Pezzetta, sin embargo, el ADN se potencia como prueba cuando hay una escena conservada.

¿Quién o quiénes son los responsables de cuidarla? ¿Mandaron personal con experiencia o es cierta la versión de los inexpertos? ¿Alguien investiga los procedimientos? Hay un triste prontuario de antecedentes con femicidios impunes en Cipolletti y en gran medida responde a las fallas en la investigación.

“Estamos como hace 25 años”, admitió una fuente judicial en alusión a la forma en que se investigaban por ejemplo los dos triples crímenes de fines de los noventa y principios de este siglo.

Las pruebas genéticas se enviaron a Bariloche, primero para determinar si eran suficientes para cotejar y luego para hacer el procedimiento. Había cierto temor en que la muestra de ADN fuera insuficiente para dar un resultado certero. En este complejo escenario es el único elemento positivo.

Además de compararlos con Pablo Parra, la fiscalía tenía otras líneas de investigación que se descartaron con este procedimiento. Siguen apuntando al misterioso hombre del identikit que nadie pudo ubicar.

Un testigo lo describió y lo ubicó en las cercanías del lugar horas antes del ataque, pero ni siquiera pueden localizarlo en el complejo de viviendas. Incluso con las particulares características, tatuajes en cara y mano, nadie lo vio.

El gobierno ofreció una millonaria recompensa para quien aporte datos, pero de nada sirvió. Otro aspecto que empañó las pesquisas fue el mal funcionamiento de las cámaras de seguridad estatal que tiene la ciudad y que dependen de la provincia. No hay monitoreo. En las más de 200 horas de filmación hay varios movimientos sospechosos, pero no hay una continuidad que permita identificar a una persona.

¿Qué se hizo mal? Los propios investigadores admiten que enfocar las pesquisas como un crimen en ocasión de robo fue erróneo. Incluso no hay muchos elementos que sostengan el delito menor. Del lugar se llevaron los celulares de Parra y de Agustina y 1.000 dólares que tenía el hombre en su vivienda.

Esto fue lo que declaró Parra, pero, ¿es verdad? Ningún elemento apareció. ¿Había más dinero en la vivienda? La casa no estaba desordenada como ocurre en la mayoría de los robos. Si es cierto que se llevaron los dólares de la mesa de luz el supuesto ladrón ¿sabía que estaban allí?

Una posibilidad es que alguien haya delatando que Parra tenía dinero, también existe la alternativa que no haya sido un robo.

¿Por qué tanta saña con la joven de 19 años? La madre de Agustina no cree en la teoría del robo, lo dijo desde el primer día. Se hizo la misma pregunta: ¿por qué la golpearon tanto? ¿por 1.000 dólares? ¿por qué intentó defender una propiedad que no le pertenecía? ¿Ella sabía que había dólares? Muchas preguntas, pocas respuestas.

Todos los golpes que recibió Agustina fueron en la cabeza, es la típica agresión en los casos de género. No solo eso, todas las marcas responden a un muy ataque “muy violento. Además, la joven se defendió por eso hallaron los rastros de ADN de las uñas y manos, también son habituales en los ataques sexuales. De las pericias médicas se confirmó que no hubo un abuso sexual, pero hay indicios para sospechar la intencionalidad del agresor o los agresores.

Los robos son habituales en la ciudad de Cipolletti, pero en general los ladrones caen por torpeza. En los casos que involucran tecnología, celulares costosos y electrónica por ejemplo, los venden y suelen recuperarse por la geolocalización.

Escasa información oficial

El ataque y posterior crimen de Agustina Fernández conmocionó a la comunidad cipoleña y a la región. Los antecedentes de femicidios, varios de ellos sin esclarecer, se recrudecieron cuando comenzaron a conocerse los detalles del hecho. La estrategia comunicacional del Ministerio Público Fiscal fue brindar poca información oficial y limitarse a brindar novedades del caso: fueron dos.

El principal argumento, y entendible, fue evitar entorpecer la investigación. Pero la falta de información sembró especulaciones en la sociedad. La primera publicación oficial fue la imagen del identikit. Se presentó el viernes 8 de julio a la noche.

La imagen de un hombre con varios tatuajes característicos, uno de ellos en un de sus cejas, no permitió avanzar demasiado. Hubo algunos indicios, incluso la sospecha sobre un hombre que trabajaba en una construcción cerca del complejo de viviendas, sin embargo esa “punta” se desvaneció con el cotejo de las muestras de ADN.

Todos los resultados fueron negativos lo que significó algo más de desconcierto y la certeza que no hay sospechosos, salvo el hombre del identikit. No se informó sobre quienes fueron los otros sujetos con quien se comparó el rastro genético.

Fue justamente esa pericia la segunda vez que la fiscalía comunicó en que estado estaba el proceso.
Fue casi un mes mas tarde: el 4 de agosto. Confirmaron datos que ya había adelantado RIO NEGRO: que se extrajeron muestras del cuerpo de la víctima y que se iban a cotejar con varios hombres, entre ellos Pablo Parra.

Dos días después, el 6 de julio brindó una conferencia de prensa la madre de Agustina, Silvana Capello, lo hizo en el Centro Cultural de Cipolletti. Allí reveló que hubo impericias en la escena del crimen, pero que confiaba en que el Ministerio Público Fiscal esclarezca el caso; hoy con muy pocos avances.

Dudas y certezas en el proceso

Robo: La investigación se inició como un crimen en ocasión de robos, pero hay dudas.No se recuperó ningún elemento sustraído y la vivienda no presentaba un desorden considerable. Robaron los celulares de la víctima, el inquilino y 1.000 dólares.

ADN: La prueba científica es el principal sostén que hoy tiene la investigación. Todos los cotejos dieron negativos y siguen en la búsqueda del hombre de identikit.

La escena: no fue resguardad correctamente y se perdieron muchos indicios. No se obtuvieron pruebas de ADN contundentes en la vivienda.

Las cámaras de seguridad: podrían haber ofrecido más detalles, pero la falta de operación en las terminales móviles fueron un obstáculo en las pesquisas. Sí sirvieron para confirmar la coartada de Pablo Parra, vecino de la víctima e inquilino de la vivienda donde ocurrió el ataque. Cotejaron las muestras de ADN y dieron negativo, sin embargo, sigue siendo una línea de investigación.

POR FABRICIO ALVAREZ

DIARIO RIO NEGRO