En la semana viaja dos o tres veces por semana y los sábados y domingos muy frecuentemente debe hacer los 146 kilómetros que insume la ruta entre su casa, en Victorica, hasta Santa Rosa para jugar los partidos con la camiseta de Estudiantes o bien para sumarse a los entrenamientos de la preselección pampeana. “Es bastante sacrificado”, admite pero sin quejas porque también allí, en ese esfuerzo, encuentra una de las cosas que más le gusta: jugar al básquet.
Lucrecia Langhoff tiene 17 años, mide 1,68 metros y a los 6 años comenzó a picar la pelota naranja en Cochicó, su club de Victorica. “Arranqué este deporte porque me encantaba, sumado a que yo quería seguir los pasos de todos mis hermanos, y desde ahí nunca paré. Por distintas cuestiones se terminó el básquet en mi pueblo y no tuve otra opción que ir a jugar a Santa Rosa a principios del 2019, y en Estudiantes fui más que bienvenida, me recibieron con los brazos abiertos”, resalta.
Lucrecia juega de base, tanto en Estudiantes como en la preselección U-19, aunque aclara que “en algunas oportunidades también me gusta jugar de escolta”.
“Es bastante sacrificado vivir en una localidad distinta a donde practicás un deporte, pero gracias a la ayuda y al aguante de mis papás y del club, siempre se me hizo todo mucho más fácil. Viajo aproximadamente tres veces por semana y como estoy en el último año del secundario estoy a full estudiando para el ingreso universitario. Por eso cumplir con el colegio, entrenar en otra ciudad, sumado a que hay que dedicar casi todos los fines de semana para entrenar con la selección y jugar la liga con el club, además de muchas otras actividades; se hace duro a veces pero es algo que me gusta”
La joven surgida en Cochicó emigrará a Córdoba el año próximo porque su idea es estudiar Ingeniería Industrial. Esa será su prioridad, aunque claro, si acomoda sus tiempos la naranja la seguirá acompañando.
“Por ahora mi prioridad es el estudio. Una vez que me acomode y amolde bien, me gustaría seguir jugando, pero sin descuidar la carrera. Si no me dan mucho los tiempos, seguiría jugando y tomando al básquet más como un hobbie, sin tanto compromiso, pero la idea es seguir”.
Araucanía.
Lucrecia tiene una larga experiencia con la camiseta de La Pampa. Su primer torneo fue un Argentino de Selecciones a los 12 años y desde ahí jugó distintos Juegos Epade y de la Araucanía. “Varios de esos torneos los jugué junto con algunas de las chicas que hoy también están en la preselección. Somos un grupito que viene compartiendo campeonatos y jugando hace varios años”, destaca.
La jugadora del ‘Celeste’ integra actualmente la preselección U-19 que disputará los Juegos de la Araucanía a fin de año. El equipo entrena periódicamente con Juan Cruz Gavazza como técnico principal y el fin de semana (junto al U-17 que se prepara para los Epade) disputaron partidos amistosos en Bahía Blanca.
“La preparación viene muy bien. La verdad es que somos un plantel súper comprometido, de 20 chicas, y todas con un montón de potencial. Venimos entrenando hace varios meses, y cada vez estamos más cerca de las fechas. Estos torneos, como el de Bahía, nos sirven muchísimo para fortalecernos como grupo y para poner en práctica todo lo que hacemos en los entrenamientos”, analizó Lucrecia.
“Creo que los resultados de estos amistosos fueron súper coherentes, pero tenemos un montón de cuestiones para seguir puliendo y mejorando, tanto en lo basquetbolístico como en lo vincular. Ahora nos preparamos para el próximo certamen preparatorio que se va a realizar en Santa Rosa, el finde largo del 8 de octubre”
Lucha.
Como sucede en muchas otras disciplinas deportivas, tanto en el mundo, el país como en la provincia, el básquet femenino pelea día a día para tener el mismo lugar que el masculino. Y Lucrecia no le quita el compromiso a esa lucha.
“La verdad es que en nuestra provincia el básquet femenino siempre estuvo detrás del masculino. Se priorizó y se prioriza a los varones, y es muy notorio. Al masculino siempre se les otorgan las mejores canchas, los mejores días de juego, los mejores horarios de entrenamiento, todo. Ni hablar ahora que nos encontramos en el auge del Pre Federal, donde la atención de la mayoría de los clubes y de la gente se concentra ahí. Más allá de esto, rescato mucho a todas las personas que intentan sacar al básquet femenino adelante, principalmente a la gente de mi club: tanto nuestros directores técnicos como nosotras mismas. Son muy pocas las personas que nos dan la importancia que realmente merecemos; es una lucha de todos los días. Hay muchas cosas por cambiar y seguir mejorando para que el básquet femenino progrese, pero confío mucho en quienes nos acompañan e incentivan, ya sea a las que forman parte del club como las que forman parte de la selección