Al igual que todos los países del mundo, nuestra amada Argentina se identifica como un estado nacional mediante símbolos. El símbolo es una representación de algo tangible o intangible.
Nuestra bandera definió nuestros primeros años de independencia como nación. La Bandera, nuestro Escudo Nacional, nuestro Himno Nacional y nuestra Escarapela, representan nuestros ideales, nuestra cultura y nuestra tradición histórica.
Debemos como imperativo, volver a conectar con lo que representan nuestros símbolos patrios.
Volver a respetar los valores que representan nuestros símbolos patrios, ya no es una decisión antojadiza o de fanáticos extremistas. Respetar dichos valores es un imperativo categórico kantiano.
El respeto a los valores representados por la bandera, no es un imperativo hipotético, en la que sólo se la respeta, alienta o se la lleva a la acción, cuando hay un evento deportivo, y dónde la tribuna no tiene responsabilidad directa en el destino del «juego»; tampoco la bandera simboliza un fin de semana largo para vacacionar.
La bandera es una norma de conducta general, es un derecho y por sobre todo un deber.
La unidad que la bandera representa, no es una unidad vacua. La unión del pueblo significa muchas cosas, principalmente, unión en la concepción y unión en la acción. La acción es esa actividad del pueblo, que representa a la Nación Argentina, la hace grande, feliz y victoriosa.
Como acertadamente afirma ERNEST RENAN: . «la nación es un alma, un principio espiritual. Dos cosas que, a decir verdad, no forman sino una, constituyen este alma, este principio espiritual. Una está en el pasado, la otra en el presente. Una es la posesión en común de un rico legado de recuerdos; la otra es el consentimiento actual, el deseo de vivir juntos, la voluntad de seguir haciendo valer la herencia indivisa que se recibió en común».
En el concepto de Renán, se encuentra simplificado lo que nuestra bandera representa.
La bandera representa pues, haber hecho cosas en el pasado, tomarlas como un aprendizaje, y querer hacerlas en el presente y en futuro como un pueblo todo.
Allí se halla el concepto de tradición. Allí se halla el concepto de trasvasamiento generacional enseñado por el General Juan Domingo Perón, pues trasvasamiento generacional, no es y nunca será, «tirar un viejo por la ventana todos los días», sino respetar las enseñanzas de nuestros adultos, para transmitirlas a las generaciones más jóvenes.
Las generaciones de nuestro pueblo NO SON compartimentos estancos; las generaciones son eslabones de una cadena que nunca debe cortarse en una Nación. Eso es la tradición que propone y representa nuestra bandera.
No vemos en la actualidad, el apego y el respeto a los valores que representa nuestra bandera. Crisis económicas sistémicas que socavan la unión, la cultura, la tradición y el desarrollo. Distorsión de todos los valores humanos, degradación social, pobreza extrema, concentración de poder, vituperación y división de las generaciones que habitan nuestro pueblo.
Nuestra bandera no sólo es una representación de valores, cultura, deportes y tradición, nuestra bandera es un llamado, es un llamado a la unidad en la acción y en la concepción, para lograr la grandeza de la patria y la felicidad del pueblo, como una Nación.
Ariel Hernán Valloud