El llanto de Pablo Parra

Mientras el arquitecto Tonon describía las heridas que sufrió Agustina Fernández exhibiendo las imágenes que sacó durante la investigación, el acusado se largó a llorar y se recostó sobre el escritorio de sus abogados defensores Juan Manuel Coto y Gonzalo Rodríguez.

En la primera audiencia, Parra había permanecido casi imperturbable ante los relatos de familiares y amigas de la víctima.

La segunda jornada del juicio comenzó con la declaración de Gabriel Tonon. Es arquitecto y se capacitó en reconstrucción virtual. Trabaja para el Ministerio Público y realizó un escaneo 3D el lugar del hecho, tanto del interior del departamento como de la zona aledaña.

La imagen del lugar de ingreso del asesino
Tonon tomó imágenes con un dron. Hizo imágenes de la vista aérea de la manzana donde está el complejo de departamentos y las aledañas. En las imágenes mostró un detalle del patio trasero. Según la teoría de la Fiscalía, Parra ingresó por allí para sorprender a la víctima. La defensa, apunta al ingreso de un ladrón.

Los padres de Agustina debieron salir de la sala
El testigo Tonon también fue encargado de fotografiar a Agustina para hacer peritajes sobre sus heridas. Antes de exhibir las imágenes advirtió al juez Guillermo Baquero Lazcano y el jurado que eran «imágenes fuertes». La mamá y el papá de la víctima salieron de la sala, pero su tía se quedó.

Detalles del horror
Durante la investigación, a Gabriel Tonon también le pidieron que midiera las heridas de la víctima, en la cara, la cabeza y la mano izquierda. Lo hizo con un equipo de mucha precisión que procesa con un programa informático con un “testigo métrico” para tomar como parámetro. Esos detalles, escalofriantes para muchos, son claves para determinar cómo fue el ataque a la víctima y poder las causas y un perfil del asesino.

El llanto de Pablo Parra
Mientras el arquitecto Tonon describía las heridas que sufrió Agustina Fernández exhibiendo las imágenes que sacó durante la investigación, el acusado se largó a llorar y se recostó sobre el escritorio de sus abogados defensores Juan Manuel Coto y Gonzalo Rodríguez. En la primera audiencia, Parra había permanecido casi imperturbable ante los relatos de familiares y amigas de la víctima.

La primera vez que se escuchó a Parra
El siguiente testigo en el juicio fue el periodista Omar Fuentes, quien entrevistó a Parra en LU19 el 6 de julio, días después de la muerte de la joven. Parra se presentó como «amigo» de Agustina e hizo el relato que, según la Fiscalía, fue una coartada premeditada para simular que no estaba en el departamento cuando la asesinaron. Fuentes dijo al jurado que no fue Parra quien pidió la entrevista, sino que él lo contactó.

Parra vendió dólares tras el femicidio
José Lorenzato, un compañero de trabajo de Pablo Parra declaró que, a partir de su buena relación, el acusado en más de una oportunidad le propuso venderle dólares. La Fiscalía reprodujo un audio en el que Parra le ofertaba la venta de 400 dólares porque debía «comprar algo». Lorenzato accedió. La llamada fue el 18 de julio, después del crimen.

¿Un revés para la coartada de Parra?
Pablo Parra sostuvo, desde el primer momento, que a Agustina la mató un ladrón. Denunció la desaparición de su teléfono celular y de dólares que guardaba en su casa. La Fiscalía hizo hincapié ante el jurado en la fecha de la llamada para venderle dólares a Lorenzato, que pone en duda que le hubiesen robado dinero. La defensa no hizo preguntas sobre el tema.

El acusado sabía cómo asistir a una persona herida
Parra relató a los investigadores que, al volver a su departamento encontró a Agustina herida, tirada en el suelo, y salió a pedir ayuda. Por la declaración de una las testigos del martes, Rocío Durán, se desprende que Parra tenía conocimientos para que la asistencia médica fuese rápida.

Durán es docente de medicina laboral y primeros auxilios y detalló que ante una emergencia se aplica una «cadena de atención a la víctima: se deben evaluar sus signos vitales y llamar a emergencias médicas. Siempre emergencias médicas». Parra, quien fue su alumno, habría recurrido a un vecino y le pidió que llame a la Policía, por un robo, y también a emergencias, equiparando ambas solicitudes.

Otra entrevista radial
Tras la declaración del periodista Omar Fuentes, de LU19, la fiscalía citó a otro conductor radial: Alfredo Bastonero. El periodista aclaró que no conocía al acusado, ni a la víctima. Afirmó que «consiguió el teléfono de Parra» y lo llamó. Recordó «ciertos baches y silencios» en el relato del entrevistado y que, cuando se hizo la nota, «todavía no se hablaba» de su presunta responsabilidad. Se reprodujo el audio de la entrevista.

Bastonero afirmó ante el jurado que intentó hacerle notas después, «pero no tuve respuestas».

El vecino
Julián Mussa, un amigo de Agustina declaró por Zoom, desde Santa Rosa, en la reanudación del juicio. Aseguró que era «muy amigo» de la joven y relató lo que ella le contaba desde Cipolletti. Según afirmó, le comentó que conoció a un vecino que “estaba lindo” y luego le confió que «había estado con el vecino». Sin embargo, más tarde le detalló que «el vecino estaba flasheando un poco y le pintaba casamiento» por lo que «se estaba cansando» de la situación.

La voz de Agustina
En la audiencia se reprodujo un audio de Agustina que confirma que tuvo una relación con Parra, pero que no tenía intenciones de llevarla más allá. Como relataron sus amigas en el primer día de audiencia y Mussa, este martes, la joven expresaba «cansancio» por la actitud de «el vecino».

El fin de la relación
La semana previa al femicidio, Mussa contactó a Agustina por última vez. Le preguntó como andaba con el vecino y ella le contestó “qué me importa el maní ese, es re intenso”. Los representantes de la querella concluyeron que está confirmado que Agustina y Parra tuvieron relaciones sexuales, pero la joven ya no estaba interesada en continuar una relación.

Acoso
La testigo -cuya identidad se mantiene bajo reserva- relató una serie de episodios violentos con Parra como protagonista. Fueron pareja, con idas y vueltas, hasta que cortaron definitivamente. Ella descubrió que él espiaba su correo electrónico y simulaba ser otra persona con quien ella se escribía. Cara a cara, le exigía saber quién era y la siguió en la calle.

Le tiró la moto y ¿quiso entrar a su trabajo?
Según la mujer, Parra una vez la cruzó en la calle con su moto y se le tiró encima. «Me quería hacer algo, fueron varias cuadras». En otra oportunidad, estaba sola en su trabajo y alguien entró al edificio. Intentó forzar la cerradura con «un destornillador o algo» por lo que llamó a la Policía. Por las características del intruso, la mujer está segura de que se trató de Pablo Parra.

Afirmó que fue el último incidente. Luego, volvió a cruzarlo y fue un «hola-chau» sin más.

El perfil de Parra
El testimonio de la mujer que declaró sin su presencia fue presentado por la querella como una muestra del perfil de Parra. Mientras la testigo relataba situaciones de acoso en la calle y hasta violencia, los abogados de la familia Fernández consultaron si todo comenzó cuando se cortó la relación. La joven, quien en algunos momentos se quebró en llanto, respondió que sí.

El turno de los policías
Tras las declaraciones de allegados o conocidos a la víctima y el acusado, será el turno de los policías. Como es habitual en los juicios, uniformados que participaron de la investigación se presentarán ante el jurado para explicar detalles de los operativos y peritajes en la escena del crimen y la posterior investigación para identificar al autor del femicidio.

«Poco desorden» para un robo, el testimonio de los peritos

Tremenda revelación de los peritos complicó más a Parra
Elementos coincidentes que habían sido denunciados como robados por Pablo Parra, el día del crimen de Agustina, fueron secuestrados en el nuevo domicilio que fijó el imputado, luego del femicidio. Florencia Massa, otra de las peritos de Criminalística, reveló un dato que marcó un antes y un después en la segunda audiencia del juicio. Meses después del asesinato, Parra fue sometido a una requisa personal cuando se iba a trabajar. Tenía celular y llaves, que fueron secuestradas. También una mochila con su vianda y un equipo de mate. En el interior de su nuevo domicilio, ubicado sobre la calle Yrigoyen al 1162, los peritos le secuestraron una musculosa blanca Puma, con una mancha rojiza, un rosario plateado y otras prendas de vestir, que coincidían con lo que Parra había denunciado como robado en el hecho que le costó la vida a Agustina. La misma perito contó que en la escena del hecho, donde atacaron a Agustina, se hallaron dos celulares nuevos con sus cajas y una billetera con 11 dólares.

Con información del Diario La Mañana de Cipolletti

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