En diálogo con Darío Alvarez Klar, experto en educación, gestión e innovación, analizamos los desafíos y posibles beneficios del uso de la Inteligencia Artificial (IA). También se plantean dudas, miedos y la necesidad de nuevos paradigmas educativos.
Desde que en octubre del año pasado el Chat GPT -la herramienta de Inteligencia Artificial generativa llamada Generative Pre-trained Transformer, por sus siglas en inglés-, irrumpió en la vida pública, su uso en todo el mundo creció de manera exponencial.
Según la compañía Bloomberg, el ChatGPT recibe 1.600 millones de visitas cada mes, es decir, más de 16.000 millones de visitas en todo el mundo durante este año. En tanto, en América Latina y el Caribe, la cifra registrada en lo que va del año fue de más de 300 millones de visitas. Saquemos cuentas.
Frente al fenómeno indiscutible, el uso del ChatGPT requiere de una discusión profunda sobre cómo abordarlo dentro del aula. Para eso, NA dialogó con Darío Alvarez Klar, experto en educación, gestión e innovación y Fundador de la red educativa Itínere.
“Con el ChatGPTt aparece un hito: no es una herramienta más sino una concepción nueva”, introduce Álvarez Klar y enseguida agrega: “La Inteligencia Artificial (IA) no viene a reemplazar la inteligencia humana, la viene a complementar».
Con el ChatGPT al alcance de la mano de cualquier persona, también se generó un impacto enorme en plano educativo “principalmente en dos sentidos”, dice.
Y lo analiza: “Por un lado, aparece el miedo, la duda y la incertidumbre con preguntas como ¿los chicos se van a copiar, van a aprender, como van a hacer los docentes si los chicos trabajo o no? Pero este miedo no es nuevo. A lo largo de la historia todas aquellas instancias novedosas siempre generaron miedo porque rompieron un paradigma. Así sucedió con la apreciación de la tv, luego de internet y con la posibilidad de buscar en google. Ahora llega el ChatGPT. Por otro lado, la Inteligencia Artificial pone en jaque la autoridad del saber: Es natural que muchos docentes se pregunten acerca de cómo se darán cuenta si el alumno/a copió la información de una fuente que ni manejan”.
A diferencia de lo que conocíamos como grandes enciclopedias digitales (desde Wikipedia a Google en su conjunto), la IA, según explica el especialista, viene a elaborar información y a combinar datos generando nuevos y distintos criterios. “Esos criterios siempre los genera un humano ya sea porque los pide y lo refina”.
Chat GPT en educación: cómo gestionar el uso de Inteligencia Artificial en el aula
Cambio de paradigma educativo y Chat GPT
Los niños y adolescentes ya están en constante relación con la tecnología, eso es un hecho de la realidad que no tiene perspectiva de que vaya a cambiar. Por el contrario, se va a profundizar. En este contexto, ¿cuál sería el abordaje más racional, y al mismo tiempo responsable, desde los y las educadoras para trabajar en el aula?
“Lo que tendrá que cambiar desde el aula es el concepto de evaluación con la irrupción del chat gpt (y de la IA en general). Entonces, el primer concepto que deberíamos cuestionar y cambiar es la forma de enseñar, cómo pretendemos que los alumnos aprendan y, al mismo tiempo, cómo podemos desarrollar nuevas habilidades y aprendizajes a partir del uso de la nueva herramienta”, puntualiza Alvarez Klar.
“Más que las respuestas, lo que tienen que cambiar son las preguntas tanto dentro como fuera del aula: Cuando se habilita el uso (incluso cuando no, pero observamos que lo usan) los educadores deberían de indagar sobre cómo realizaron la búsqueda y cuántas veces la refinaron, sobre lo que aprendieron al usar la herramienta y cómo la aplicarían en otros contextos. Realmente considero que la IA es una herramienta muy poderosa que nos permite pensar de una manera distinta, que nos da la posibilidad de acceder a información que de otro modo no accederíamos, pero lo que no deberíamos hacer es minimizar la capacidad de razonar de las personas entregándole ese poder a la tecnología. Al contrario, hay que usarla a favor de nuevos desarrollos y aprendizajes”, detalla.
Dónde poner el foco
Por su parte, Valtencir Mendes, Jefe de Educación de la Oficina Regional de la Unesco en Santiago, analizó días atrás en la sección América Futura de Diario el País el rol del Chat GPT en la educación: “La IA, cuando se utiliza bien, aporta importantes beneficios. Puede ayudar a los profesores, personalizar el aprendizaje con sistemas de tutorías y automatizar tareas administrativas, lo que permite a los educadores centrarse más en enseñar y orientar a los estudiantes”.
“Sin embargo, los desafíos educativos actuales en materia de acceso, equidad e inclusión pueden verse amplificados significativamente por la exclusión digital, la falta de conectividad y la preparación digital de los países. Además de estos desafíos, tenemos muchos sistemas educativos todavía apegados a métodos de enseñanza basados en la memorización y la falta de relevancia que pueden obstaculizar la integración efectiva de la IA”, agregó.
Asimismo, Mendes puso énfasis en un punto que desde la Red Itinere también se viene cuestionando: Para aprovechar plenamente su potencial, debemos adoptar un paradigma educativo transformador. Se requiere un replanteamiento adecuado de lo que significa enseñar y aprender, lo que implica priorizar el pensamiento crítico, la colaboración y las pedagogías impulsadas por la creatividad, la comprensión intercultural y la educación para la ciudadanía global, así como la alfabetización en IA”.
Chat GPT en educación: cómo gestionar el uso de Inteligencia Artificial en el aula
La experiencia en las escuelas de la red desde la llegada del Chat GPT
En febrero de este año se comenzó a trabajar con el equipo docente y expertos en Tecnología que forman parte de la red Itínere para comprender “qué es, cómo se utiliza y funciona, a través de la apertura de mesas de trabajo de investigación y experimentación”, cuenta Alvarez Klar.
“También se plantearon miedos y dudas sobre el uso de esta herramienta en el aula y en este sentido, agregamos un nuevo apartado dentro de los acuerdos de convivencia en relación al uso de la tecnología que sostenemos desde la red, especialmente para el caso de que se incorpore el uso del ChatGPT en tareas y exámenes. De alguna manera son acuerdos de convivencia y transparencia que apuntan a tomar conciencia sobre un uso relevante, responsable y ético de la herramienta”.
“Entre las conclusiones obtenidas, se observó que siempre hay que aprender a filtrar datos y apelar al pensamiento crítico”, resalta.
Un caso que sirve de ejemplo: En uno de los colegios de la red, un grupo de alumnos que asiste a un taller de tecnología y robótica destinaron gran parte de su tiempo a investigar sobre el uso escolar del ChatGPT.
“Los alumnos descubrieron una herramienta que trabajaba en la “adecuación” para los chicos con dislexia, demostrando de qué manera el chat comprende lo que están necesitando y cómo puede ser una herramienta de adaptación relevante para mejorar una necesidad de aprendizaje. En paralelo, capacitaron a un grupo de docentes, poniendo en juego la idea de que el saber no está únicamente relacionado con la edad y la trayectoria”, concluye con entusiasmo el experto en educación.
Si bien son amplias las disonancias en torno al uso de IA en el aula, se espera que con la acumulación de experiencia e investigaciones al respecto se puedan obtener respuestas cada vez más completas y acabadas. Por ahora, la revolución que el desarrollo tecnológico ya ha provocado en la manera de procesar y utilizar la información en la era digital es –y será- parte de una incómoda y exigente nueva forma de convivencia.