Este lunes la Asamblea General de la ONU votó dos resoluciones competentes a la guerra en Ucrania.
La primera, propuesta por Ucrania y respaldada por los países europeos, exigía la retirada inmediata, completa y sin condiciones de las fuerzas rusas del territorio ucraniano. Esta resolución poseía un foco importante en el compromiso con la soberanía, independencia, unidad e integridad territorial de Ucrania. La segunda resolución, presentada por Estados Unidos, pedía un fin rápido del conflicto sin mencionar explícitamente a Moscú como un agresor. Esta última propuesta estadounidense fue modificada por enmiendas de países europeos para incluir referencias a la integridad territorial de Ucrania y pedir una paz justa.
En esta votación Argentina se abstuvo de apoyar la resolución que condenaba las acciones rusas en términos de «invasión». Esta abstención marca un cambio significativo en la postura histórica del país, que anteriormente había condenado la invasión rusa y apoyado resoluciones similares. A instancias de la entonces administración Biden, el gobierno de Javier Milei apoyó la posición de Estados Unidos y la Unión Europea, con duras críticas a la Federación Rusa. Ahora, a pedido de la administración Trump, Argentina se abstiene, renuncia a su anterior posición y se alinea con la postura del nuevo presidente estadounidense, quien ha mostrado un cambio en la política norteamericana al cuestionar al mandatario ucraniano Volodimir Zelensky y acercarse a Vladimir Putin.
Además de Argentina, otros 64 países se abstuvieron de condenar la invasión rusa, entre ellos Brasil, India, China, Sudáfrica, y varios países de América Latina como Colombia, Paraguay, Costa Rica, Cuba, República Dominicana, El Salvador y Honduras.
Un mal día tanto para los fanáticos pro-Zelenski con banderitas ucranianas en sus perfiles, como para los que asociaban la «operación especial» de Putin a una suerte de agresión de un oscuro sistema opresor ajeno totalmente a las puras, castas y buenas costumbres occidentales. El realismo político se impone una vez más a los fanatismos partidarios, con Trump (y Milei) tendiendo la mano al presidente Vladimir Putin.
El canciller Gerardo Werthein justificó la votación en la Asamblea General de las Naciones Unidas “No se cambió de opinión. La resolución de Estados Unidos dice que se insta a terminar con esta guerra en la que murió mucha gente. No hay adjetivos ni se adjudican responsabilidades. Europa tenía una resolución con mucha retórica del pasado pero sin ninguna propuesta para resolver. La Argentina va a estar siempre del lado en el que pueda ser partícipe de un proceso de paz. Cuando hay tantas muertes y una oportunidad de pararlo, hay que hacerlo. El resto después se discute”.