Las explosiones resonaron en la capital Kiev, el puerto meridional de Odesa, la ciudad central de Dniéper y la región sudoriental de Zaporiyia.
Misiles lanzados por Rusia cayeron este jueves sobre infraestructuras energéticas ucranianas mientras que sus fuerzas rusas intensificaban sus ataques en el este de Ucrania, reforzadas por las tropas que se retiraron de la ciudad de Jersón, en el sur, y que Kiev recuperó la semana pasada.
Las explosiones resonaron en ciudades como la capital, Kiev, el puerto meridional de Odesa, la ciudad central de Dniéper y la región sudoriental de Zaporiyia, informó la agencia de noticias Reuters.
El mando militar ucraniano también informó de ataques contra infraestructuras civiles en Balakleya, en la región oriental de Járkov, y en Ochakiv, en la región de Mikoláiv, en el sur.
La voz de Zelenski y el cuadro internacional
«El castigo por todas las atrocidades rusas -tanto presentes como pasadas- será inevitable», escribió el presidente Volodímir Zelenski en Twitter, al tiempo que se conocía la noticia de que un tribunal holandés había dictaminado que un avión derribado sobre el este de Ucrania en 2014 fue alcanzado por un misil de fabricación rusa.
El tribunal condenó a dos exagentes de inteligencia rusos y a un líder separatista ucraniano a cadena perpetua por el derribo del vuelo MH17 de Malaysian Airlines, en el que murieron los 298 pasajeros y la tripulación. Moscú calificó la sentencia de «escandalosa».
El problema energético en Ucrania
Mientras caían las primeras nieves -que anuncian el invierno- en Kiev, las autoridades dijeron que estaban trabajando para restablecer el suministro eléctrico en todo el país después de que Rusia, a principios de esta semana, desencadenó lo que, según Ucrania, fue el mayor bombardeo de infraestructuras civiles de los nueve meses de guerra.
La compañía energética estatal Naftogaz dijo que las instalaciones de producción de gas en el este de Ucrania habían sido dañadas o destruidas. Otros lugares atacados fueron la enorme planta de defensa Pivdenmash en Dnipro.
La oficina humanitaria de la ONU (OCHA) advirtió de una grave crisis humanitaria en Ucrania este invierno, con millones de personas enfrentándose a «constantes cortes de electricidad».
Incertidumbre en Jersón
Las autoridades informaron de intensos combates en las regiones orientales de Donetsk y Luhansk, que Rusia afirma haberse anexionado junto con las regiones de Jersón y Zaporiyia tras la celebración de lo que denominó referendos, que Kiev y Occidente rechazaron como una farsa.
Vladimir Rogov, un funcionario instalado por Rusia en la parte de Zaporiyia controlada por Rusia, dijo que un misil ucraniano impactó en un pueblo, matando a dos personas e hiriendo a nueve.
Las fuerzas de Moscú se retiraron de la ciudad de Jersón la semana pasada tras una contraofensiva ucraniana. Era la única capital regional que Rusia había capturado desde su invasión del 24 de febrero, y la retirada fue el tercer gran repliegue ruso de la guerra.
El jueves, artilleros ucranianos y rusos intercambiaron proyectiles a través del río Dnipro, que divide la región de Jersón. Los golpes resonaban mientras una lluvia helada empapaba la ciudad.
Investigadores del territorio reconquistado en la zona descubrieron 63 cadáveres con señales de tortura después de que las fuerzas rusas se marcharon, dijo el jueves el ministro del Interior de Ucrania.
Ataques contra infraestructuras militares y energéticas
El Ministerio de Defensa ruso afirmó el viernes que sus ataques del jueves en Ucrania estaban dirigidos contra infraestructuras militares y energéticas, según informaron las agencias de noticias rusas.
En su informe diario, indicó que utilizó armas de largo alcance para atacar objetivos de defensa e industriales, incluyendo «instalaciones de fabricación de misiles».
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, declaró en un discurso por video el jueves por la noche que unas 10 millones de personas se habían quedado sin electricidad desde los ataques, y añadió que las autoridades de algunos lugares habían ordenado apagones forzosos de emergencia.
Por Dan Peleschuk y Max Hunder, de la agencia Reuters