Se trata de una imagen ciertamente simbólica en el marco de la actual guerra en Ucrania. El presidente de este país, Volodímir Zelenski, visitaba este lunes la ciudad de Jersón, recientemente retomada por las fuerzas ucranianas tras ocho meses de ocupación rusa.
Zelenski permaneció poco más de media hora en la ya emblemática ciudad. Tiempo más que suficiente para saludar a militares, ser aclamado por algunos ciudadanos y presidir el izado de la bandera de Ucrania, con el himno nacional de fondo.
Imágenes en definitiva casi impensables hace pocos meses, que coinciden con la llegada de la ayuda humanitaria de Naciones Unidas, con agua potabe, alimentos y otos materiales de primera necesidad.
Los ciudadanos de Jersón comienzan a asumir que la presencia rusa es realmente parte del pasado:
«Se llevaron todo», contaba una ciudadana de Jersón sobre las tropas rusas en su retirada. «De los hoteles, de las tiendas, todo lo que veían en general, se lo llevaron. También los equipos de los restaurantes que ocupaban. Todo».
Mira lo que han hecho», decía otra mujer sobre los militares rusos. «Pensaban que nos restringirían y que la gente diría «oh, qué bien, han venido los liberadores». Pues no. Se les odió desde todos los ángulos».
Desde el Gobierno ruso, por su parte, la reacción a estas históricas imágenes es de momento casi de indeferencia y negación. El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, quiso recordar tan sólo que Jersón, una de las regiones unilateralmente anexionadas por Moscú, «es territorio de la Federación Rusa».