Un robot clona un mármol del Partenón que Inglaterra robó de Grecia hace más de 200 años

La iniciativa de clonar a tamaño real esos frisos nació en el Instituto de Arqueología Digital, la organización con sede en Oxford que en 2016 reconstruyó e hizo dar la vuelta al mundo al Arco de Palmira, destruido el año anterior por el grupo islamista radical Estado Islámico y reconstruido por la empresa TorArt.

Una empresa especializada en escultura robótica comenzó a modelar un caballo del friso que el estadista escocés Thomas Bruce arrancó a principios del siglo XIX del Partenón, el templo levantado en la Acrópolis de Atenas en homenaje a la diosa Atenea que desde 1817 está en poder de Reino Unido y se exhibe en el Museo Británico, que niega su restitución a Grecia.

La iniciativa de clonar a tamaño real esos frisos nació en el Instituto de Arqueología Digital, la organización con sede en Oxford que en 2016 reconstruyó e hizo dar la vuelta al mundo al Arco de Palmira, destruido el año anterior por el grupo islamista radical Estado Islámico y reconstruido por la empresa TorArt que ahora, con sede en Carrara y a partir de mármol extraído de los Alpes Apuanos, el mismo que se utilizó en la Acrópolis, recurre al brazo robótico diseñado por Giacomo Massari y Filippo Tincolini para copiar el busto del caballo, informó la agencia italiana de noticias ANSA.

El estadounidense Roger Michel, director del Instituto de Arqueología Digital, dijo al New York Times que las copias deberían terminar en el Museo Británico: «El objetivo es alentar el regreso de los mármoles. Cuando dos personas quieren el mismo pastel, hacer otro idéntico es la solución obvia”.

La disputa por los frisos del Partenón se prolonga hace décadas: el pasado junio Londres abrió un posible acuerdo de reparto con Atenas, que sin embargo reclama la plena propiedad de las esculturas, mientras que Italia abrió el camino devolviendo a Grecia un fragmento del friso que conservaba el Museo Arqueológico Antonio Salinas de Palermo.

Michel y Alexy Karenowska, director técnico del Instituto, se presentaron a los británicos como visitantes normales después de que el museo rechazara la solicitud formal, hace unos meses, de escanear el friso. Armados con iPhones y iPads de última generación, crearon imágenes digitales en 3D que luego se cargaron en los robots escultores TorArt. Los modelos estarán listos a fines de julio para eventualmente ser exhibidos en Londres, presumiblemente cerca del museo que contiene los originales.

Dos copias más serán retocadas para devolverlas a los originales sin faltantes ni daños sufridos a lo largo de los años, como cuando, a finales de la década de 1930, los británicos sometieron los mármoles a una limpieza extrema que eliminó la pátina. «Nuestras réplicas tendrán rastros de color, aplicados a mano con la ayuda de expertos griegos», dijo Michel. La antigüedad clásica estaba en tecnicolor ahora lo comprueban los conocedores: acaba de inaugurarse en el Met de Nueva York la exposición «Chroma», que explora el uso de los pigmentos en la escultura grecorromana.