Este jueves el Senado aprobó la cesión al Estado de los bañados del Río Dulce y la Laguna de Mar Chiquita, o Mar de Ansenuza, para crear el Parque Nacional, predio de 475.477 hectáreas con una amplia área de humedales.
Argentina contará con un nuevo Parque Nacional en la provincia de Córdoba al aprobar este jueves el Senado la cesión al Estado de los bañados del Río Dulce y la Laguna de Mar Chiquita, o Mar de Ansenuza, un predio de 475.477 hectáreas que incluye una amplia área de humedales.
Además la Cámara Alta aprobó la transferencia de jurisdicción de la provincia de Entre Ríos al Estado Nacional de un inmueble ubicado en la ciudad de Diamante, designado como Parque Nacional Pre-Delta, con lo que se amplió ese predio para la instalación de los guardaparques.
En la misma sesión los senadores aprobaron y giraron a Diputados la creación del Parque Nacional y Reserva Nacional Laguna El Palmar, de la provincia de Chaco y la aceptación de la cesión de inmuebles para la creación del Parque Nacional Aconquija, en la provincia de Tucumán.
La presidenta de la Comisión de Ambiente, la bonaerense de Juntos por el Cambio, Gladys González, dijo que “la decisión de hoy significa más empleo, especialmente, relacionado al turismo de naturaleza”.
“Esto nos va a permitir a los argentinos hacer turismo en nuestros parques. Y, para los ciudadanos del mundo, ver la posibilidad de conocer que tienen la oferta de este tipo de turismo”, indicó. Mencionó que en 2017 “hubo 57 millones de turistas en Argentina que dejaron 15 mil millones de dólares”.
El chaqueño oficialista Antonio Rodas calificó a la creación de los parques como “una patriada de parques nacionales, de las personas que integran a lo largo y ancho del país el cuerpo de guardaparques”.
“Nada se puede desarrollar: ni el turismo, ni la conectividad se puede desarrollar sin la presencia de los guardaparques”, mencionó Rodas.
La santacruceña oficialista Ana María Ianni, quien además es guía del Parque Nacional Los Glaciares, celebró que “esto representa valor importantísimo para las comunidades”.
“Es el trabajo en conjunto que implica lograr licencia social para avanzar estos proyectos. Teniendo siempre en claro el mandato del Perito Moreno: proteger y conservar para que las generaciones futuras puedan disfrutar de estos parques nacionales”, indicó.
Parque Nacional en la reserva cordobesa de Ansenuza
La Reserva Provincial «Bañados de Río Dulce y Laguna Mar Chiquita», en Córdoba, adquirió este jueves la categoría de Parque Nacional y Reserva Nacional tras un trabajo mancomunado y de consenso con todos los intendentes de la región, autoridades provinciales y nacionales, organizaciones no gubernamentales locales e internacionales, escuelas, emprendedores y actores de la sociedad civil para el desarrollo de Ansenuza.
La laguna Mar Chiquita o Mar de Ansenuza es conocida por particularidades que la hacen prácticamente única en el mundo: es el mayor lago salado de Sudamérica y el quinto en el mundo, es un humedal de alrededor de 1.000.000 hectáreas de extensión.
Según leyendas populares, Ansenuza era una diosa del agua que vivía en un palacio de cristal y que salvó a un joven guerrero que había llegado malherido hasta su laguna, que desde entonces se volvió salada, y tras permitirle flotar al muchacho éste se convirtió en flamenco al amanecer.
Como sitio clave para la conservación de la biodiversidad a nivel global es considerada como Área Importante para la Conservación de las Aves y ha sido declarado Humedal de Importancia Internacional por la Convención Ramsar e incluido en la red de Lagos Vivientes.
«En este caso no hay resistencia de la sociedad, sino predisposición y eso nos motiva mucho», destacó el guardaparque Matías Carpinetto, quien es técnico en Administración de Áreas protegidas, y trabajó desde hace meses el proyecto del Parque Nacional Ansenuza.
En la zona del nuevo Parque, se resguarda el hábitat de las tres especies de flamencos de Sudamérica, siendo reconocido como uno de los 14 sitios prioritarios de la Red de Humedales de Argentina, Bolivia, Chile y Perú para la Conservación de Flamencos Altoandinos.
Las aves son el grupo que alcanza los mayores niveles de diversidad y abundancia. Allí se encuentra el 66% de todas las especies de aves migratorias y playeras registradas para Argentina, se concentra casi el 36% de la avifauna del total del país (380 especies de aves registradas) y el 85% de las 447 especies de aves citadas para la provincia de Córdoba.
Esto lo convierte en uno de los sitios más importantes para la conservación de las aves del centro del país y para la conservación de especies migratorias de Sudamérica, que cada año se congregan en números de hasta medio millón de individuos.
La laguna y los bañados constituyen un sitio prioritario como parada o destino final para las aves migratorias. Se han registrado unas 60 especies (42 de ellas acuáticas) provenientes de Norteamérica, el norte de Sudamérica, la Patagonia, la Puna y las Sierras de Córdoba y San Luis.
La diversidad de mamíferos, anfibios, reptiles y peces también representan un valor único e importante a proteger. Coipo, carpincho, comadreja colorada; especies típicas de monte chaqueño como corzuela parda, pecarí de collar, gato yaguarundí y zorro gris pampeano, son sólo algunos de los cientos de habitantes del humedal.
Además, para destacar es la presencia de especies en riesgo de extinción, como la tortuga terrestre, el lobito de río y el amenazado aguará guazú.
Carpinetto destacó: «El parque tenía la particularidad y ventaja que pudimos poner un pie en el territorio antes de crear el parque, eso nos permite conocer a todos los actores con los que vamos a trabajar en el futuro, pensar a dónde vamos a construir cada sección».
«Venimos interactuando con las onegés Natura Internacional y Aves Argentinas, trabajando mucho porque ellos vienen desde un tiempo atrás en el terreno y son unos de los principales promotores para la creación del Parque Nacional. Están muy contentos y trabajando a la par», destacó el guardaparque.
«Aún no hay nada definido, pero seguramente será gratuito cuando lo habilitemos», contó Carpinetto.
El Pre Delta entrerriano, sitio Ramsar, se amplía como Parque Nacional
El Parque Nacional (PN) Pre Delta, ubicado sobre la ecorregión Delta e islas del río Paraná, en Entre Ríos, celebró este jueves la sanción de la ley que le otorga jurisdicción sobre unas 146 hectáreas para poder ampliar el territorio con ambientes diferentes, con la posibilidad de desarrollo de nuevos senderos y actividades y asegurar que esté abierto todo el año.
Se trata de dos espacios no insulares conocido como el campo Coronel Sarmiento, con una barranca y una zona de campos altos, que se protegerán de los incendios ocurridos en los últimos años.
El Parque se encuentra a unos 7 kilómetros de la localidad entrerriana de Diamante; a 50 de Paraná, capital provincial; a 150 de Rosario; y a 420 kilómetros de Ciudad de Buenos Aires.
Creado en 1992 con el fin de preservar una muestra representativa del Delta Superior del río Paraná, al parque se accede por un camino vecinal de asfalto de unos 4 kilómetros hasta el Paraje La Jaula.
Dos grandes senderos permiten recorrer y conocer la gran biodiversidad que alberga, en un paisaje de islas, arroyos, bosques, lagunas y riachos.
Unas 28 especies de reptiles, 185 especies de peces, y más de 200 tipos de aves, entre otros animales, conviven en las 2.750 hectáreas de área protegida, con más ambientes acuáticos e isleños que terrestres.
Todos los días, de 7 a 20, la naturaleza abre sus puertas para disfrutar desde los miradores «Laguna Las Piedras» y «Laguna Irupé» y a través de excursiones náuticas, aunque la bajante histórica del río Paraná modificó la fotografía y la llenó de zonas y lagunas secas.
Aldo Delaloye, intendente del Parque, sostiene que la bajante generó modificaciones en la vegetación, fauna acuática y modelación del ambiente, pero lo toma como algo «natural».
«El ambiente se mantiene con constantes cambios en las crecientes o sequías y se generan nuevas formaciones en los sectores e islas», explicó a Télam al destacar que el río volvió a crecer y el agua «está entrando a los arroyos como antes».
Carpinchos, lobitos de río, yacarés, coipos y nutrias, víboras, lagartos, lagartijas, tortugas, tortugas de agua, yararás, comadrejas, gatos monteses patos, garzas, cigüeñas, gallaretas y otros animales acostumbrados a vivir en el agua comparten el ambiente. De ellos, el Parque protege al lobito de río, la chanchita y al yacaré overo, especies en peligro de extinción.
La diputada nacional Blanca Osuna (Entre Ríos – FdT), presentó un proyecto de ley junto al Ministerio de Ambiente, legisladores, intendentes y organizaciones sociales, que le da la jurisdicción.
El proyecto de ley apoya y auxilia el trabajo que se realiza en la región «por el bien de la diversidad», agregó el director de Áreas Naturales Protegidas de Entre Ríos, Alfredo Berduc, al destacar que «favorece a la conservación y los procesos ecosistémicos y de la sociedad».
Por las altas temperaturas, recomiendan visitarlo en las épocas de otoño y primavera, con un clima agradable y cálido durante el día y con noches frescas.
Dentro hay espacios de recreación, avistaje de aves, descanso, paseos en lancha y la posibilidad de dormir en un camping agreste con proveeduría y baños.
En 2016 fue designado Sitio Ramsar, que le da carácter de importancia internacional por la Unesco y garantiza la protección de uno de los humedales más importantes del país y aporta al uso racional de sus recursos.