La enorme mayoría de los sindicatos pararán este jueves, ya que la medida de fuerza fue convocada por las tres centrales.
La CGT realiza este jueves, con adhesión de las dos CTA, su segundo paro general desde la asunción de Javier Milei, en medio de una tirante relación con la gestión libertaria por sus políticas de ajuste para dejar atrás el déficit.
Tras no concretar ninguna medida de fuerza de este tipo durante los cuatro años de la gestión anterior de Alberto Fernández, la central obrera resolvió ir a un nuevo paro a sólo cinco meses de la llegada al poder de Milei, un reflejo de lo que viene sucediendo históricamente en la relación entre el sindicalismo y los gobiernos no peronistas.
La enorme mayoría de los sindicatos pararán este jueves, ya que la medida de fuerza fue convocada por las tres centrales, por lo que se sentirá fuerte durante la jornada en casi todas las actividades, sin transporte ni atención en dependencias públicas y sólo se espera algo de actividad en algunos locales comerciales.
El vocero presidencial, Manuel Adorni, volvió a criticar a la CGT en las horas previas a la nueva medida de fuerza y tildó a la central obrera como «los fundamentalistas del atraso», además de ratificar que «a los trabajadores estatales que paren se les descuenta el día».
Los gremialistas justificaron la huelga al rechazar las políticas de recortes de fondos para alcanzar un superávit y en su oposición a la Ley de Bases, que buscarán seguir podando en su inminente tratamiento en el Senado (sobre todo el apartado laboral), y el mega DNU.
«No podemos aceptar que todo se libere y que se pretenda que los salarios tengan límites. Somos organizaciones sindicales responsables y tenemos claros cuáles son los límites y las posibilidades de cada sector para llegar acuerdos», argumentó el cosecretario general de la CGT, Héctor Daer.
Lo dijo el día en que se anunció el paro, hace casi un mes y menos de 24 horas después de que referentes de la «mesa chica» de la central se reunieran en Casa Rosada con el ministro del Interior, Guillermo Francos, el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, y el asesor presidencial Santiago Caputo, en un intento de destrabar la entonces posible medida de fuerza, lo cual duró menos de un suspiro.
«El impacto que va a generar el ajuste de precios, de tarifas, y el ajuste que se viene dando de achicar los salarios solo nos va a llevar a un proceso recesivo de un nivel inaceptable, por ese motivo tomamos la decisión de convocar a un paro de 24 horas el 9 de mayo», enfatizó Daer aquel día.
El referente de Sanidad extrañamente se viene mostrando desde la llegada de Milei muy duro en su perfil, más cerca del «combativo» camionero Pablo Moyano de lo que cabría esperar, ya que pertenece al sector siempre dialoguista de los «gordos».
Se espera que el Gobierno tras este nuevo paro busque volver a tender puentes con los dirigentes moderados que tallan fuerte en la conducción cegetista, como los «independientes», para seguir explorando el futuro de un vínculo que se nota problemático por las claras diferencias ideológicas y de caminos a seguir.