Según informó la NASA, el fenómeno climatológico conocido como «El Niño» tormentas, inundaciones, tornados, huracanes, y efectos sobre el suelo que afectan a las cosechas entre los meses de febrero, marzo y abril. De acuerdo a los reportes del Instituto Goddard de Investigaciones Espaciales (GISS), la temperatura registrada de la superficie de la Tierra en 2023 superó los valores de referencias 1,2 grados en promedio, lo que demuestra el calentamiento global, producto de la actividad propia del ser humano.
En este sentido, observan que normalmente, la mayor fuente de variabilidad interanual es el patrón climático oceánico El Niño-Oscilación del Sur, en el océano Pacífico.
Este patrón tiene dos fases, El Niño y La Niña, cuando las temperaturas de la superficie del mar a lo largo del Ecuador cambian entre temperaturas más cálidas, promedio y más frías. Entre 2020 y 2022, el océano Pacífico experimentó tres fenómenos consecutivos de La Niña, los cuales tienden a enfriar las temperaturas globales.
En mayo de 2023, el océano pasó de La Niña a El Niño, lo que a menudo coincide con los años más calurosos en los registros. Lo curioso es que las temperaturas récords en la segunda mitad de 2023 fueron anteriores al pico del actual fenómeno, con lo que el mayor impacto se prevé para los meses de febrero, marzo y abril.
Al margen de estos movimientos de las corrientes oceánicas que determinan tendencias meteorológicas, en 2023 la temperatura promedio de la superficie de la Tierra fue la más cálida que se haya registrado.
“El calentamiento excepcional que estamos experimentando no es algo que hayamos visto en la historia de la humanidad. Se debe principalmente a nuestras emisiones de combustibles fósiles, y estamos observando su impacto en las olas de calor, las lluvias intensas y las inundaciones costeras”, dijo Gavin Schmidt, director del GISS.
En este sentido, el administrador de la NASA Bill Nelson afirmó: “El informe de la temperatura global confirma lo que miles de millones de personas alrededor del mundo experimentaron el año pasado, estamos frente a una crisis climática”.
“Desde calor extremo, a incendios forestales, hasta el aumento del nivel del mar, podemos ver que nuestra Tierra está cambiando. Todavía queda trabajo por hacer, pero el presidente Biden y comunidades de todo Estados Unidos están tomando más medidas que nunca para reducir los riesgos climáticos y ayudar a las comunidades a ser más resistentes, y la NASA seguirá utilizando nuestra posición estratégica en el espacio para traer a la Tierra datos climáticos críticos que sean comprensibles y accesibles para todas las personas», explicó.
Junto con el efecto del calentamiento, está bajo la lupa un contraefecto proveniente de eventuales impactos de la erupción de enero de 2022 del volcán submarino Hunga Tonga-Hunga Ha’apai, el cual arrojó vapor de agua y partículas finas, o aerosoles, a la estratosfera.
Un estudio reciente descubrió que los aerosoles volcánicos, al reflejar la luz solar lejos de la superficie de la Tierra, provocaron un ligero enfriamiento general de unos 0,1 grados Celsius (menos de 0,2 grados Fahrenheit) en el hemisferio sur después de la erupción.
“Incluso con factores de enfriamiento ocasionales, como volcanes o aerosoles, seguiremos batiendo récords mientras las emisiones de gases de efecto invernadero sigan aumentando y, desafortunadamente, el año pasado nuevamente volvimos a establecer un nuevo récord de emisiones de gases de efecto invernadero”, remarcó Schmidt.
Cómo impactaron estos fenómenos climatológicos en la Argentina
Esto llevó a que en Argentina, al otro lado del hemisferio donde el verano y otoño golpeaban con olas de calor y catástrofes meteorológicas, se proyectara un verano hipercaluroso, que desnudaría el déficit energético al provocar cortes de luz por exceso de demanda de los equipos de refrigeración y aire acondicionado.
Hubo hacia octubre un cambio de pronóstico del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) que se refleja en temperaturas no tan altas, aunque sí porcentajes elevados de humedad y fuertes tormentas.