Buscan evitar roces con los sindicalistas a raíz de la restitución de la cuarta categoría, que le pega de lleno a los gremios.
Tras reunirse con Milei, los gobernadores peronistas insistieron hoy en que se compense su desfinanciamiento con la coparticipación de un 70 por ciento del Impuesto al Cheque y no con la restitución momentánea del Impuesto a las Ganancias.
De esta forma, los gobernadores de ese sector buscan evitar roces con los sindicalistas peronistas a raíz de la restitución de la cuarta categoría de Ganancias, que le pega de lleno a los gremios.
En ese marco, Milei ya adelantó en la reunión que repondrá Ganancias por un año para compensarlos y se mostró reacio a la propuesta que le mencionaron durante el encuentro los gobernadores para que se coparticipe el Impuesto al cheque porque se desfinancia la Nación aplicando esa iniciativa.
«Es fundamental la búsqueda del diálogo y los consensos para que las provincias recuperemos los recursos que nos corresponden y que son esenciales para contemplar la situación social, dar respuesta a las necesidades de nuestros ciudadanos y apostar, a la vez, al desarrollo armónico del país», señalaron en un comunicado.
«En ese sentido, consideramos que la reversión del impuesto a las ganancias no sería el camino adecuado ya que afecta derechos de los trabajadores. Es por eso que seguiremos insistiendo en la búsqueda de otras herramientas de compensación, como lo es la coparticipación del impuesto al cheque», agregaron.
Al respecto, adelantaron que con la firma de 22 gobernadores ya se presentó un proyecto de ley que dispone «la coparticipación de un 70% del impuesto al cheque». No obstante, el comunicado lleva la firma de ocho gobernadores, todos peronistas: Axel Kicillof; Sergio Ziliotto; Raul Jalil; Osvaldo Jaldo; Gildo Insfrán; Ricardo Quintela; Gustavo Melella y Gerardo Zamora.
En el comunicado además lanzaron críticas contra la gestión a Milei a nueve días de su asunción: «El gobierno nacional comenzó a aplicar un plan económico que incluyó una devaluación del 118%, la más grande de la historia, sin medidas compensatorias para los trabajadores y los sectores medios. A partir de ello, se desencadenó de inmediato una aceleración del proceso inflacionario que afectó el poder de compra de la población», señalaron.
«Una devaluación no es solamente un ajuste, sino que implica una descomunal transferencia de ingresos desde los sectores trabajadores que tienen sus salarios en pesos hacia los sectores empresariales concentrados y dolarizados», agregaron.
Y finalizaron: «Esto, junto con la pérdida de recursos coparticipables, el freno de la obra pública, la anunciada reducción de subsidios y demás medidas, afecta directamente a los recursos provinciales: no desfinancia a los gobiernos, sino a los pueblos que habitan las provincias argentinas».