Según el el ministro del Interior, Gerald Darmanin, decenas de policías resultaron heridos durante los enfrentamientos. «Una noche de violencia insoportable contra los símbolos de la República: ayuntamientos, escuelas y comisarías incendiadas o atacadas. 150 detenidos», escribió Darmanin en su cuenta de Twitter.
El uso de la fuerza letal por parte de los agentes en el barrio obrero de Nanterre, en las afueras de París, contra el adolescente, de origen magrebí, alimentó una arraigada percepción de brutalidad policial en los distritos étnicamente diversos de las mayores ciudades de Francia.
El Ministerio del Interior había informado el miércoles que se había movilizado a 2.000 policías en la región de París y, poco antes de medianoche, en la avenida Pablo Picasso de Nanterre, un reguero de vehículos volcados ardía mientras se lanzaban fuegos artificiales contra las líneas policiales.
La Policía se enfrentó a manifestantes en la ciudad septentrional de Lille y en Toulouse, en el suroeste del país, y también hubo disturbios en Amiens, Dijon y el departamento administrativo de Essonne, al sur de la capital francesa, informó un portavoz policial.
El fiscal de Nanterre tiene previsto poner al día a los medios de comunicación sobre una investigación en curso sobre el tiroteo mortal del martes contra el adolescente en una conferencia de prensa a las 11:00.
El presidente Emannuel Macron apuntó este jueves que la violencia que se extendió por Francia por segundo día consecutivo tras el tiroteo mortal de un joven de 17 años por un agente de policía en un suburbio de París era «injustificable».
Macron intervino al comienzo de una reunión de crisis con altos ministros. El miércoles, el Presidente también había afirmado que el tiroteo mortal era «inexcusable», según una publicación de la agencia de noticias Reuters.